martes, 15 de noviembre de 2022

ACUNA visita el Museo de Alfarería de Agost

El día 13 de noviembre, ACUNA realizó un viaje al Museo de la Alfarería de Agost (Alicante). Este museo, se encuentra ubicado en una antigua fábrica de cerámica de principios del siglo XX, por lo que guarda cierto recuerdo de autenticidad de la actividad humana que se realizó en dicho emplazamiento hasta su cierre en 1975. Situado en la plaza de las peonas, el nombre en sí es muy relevante, porque pretende hacer homenaje a la actividad no de los alfareros, sino de las mujeres que también trabajaban y ayudaban a los hombres que realizaban esta actividad.

Al llegar, nos contaron la historia del museo. En 1979, una investigadora y ceramóloga alemana llamada Ilse Schütz, se encontraba de vacaciones en Alicante y visitó el taller de Senpau para recibir un curso de cerámica, conociendo así el edificio y la cerámica de Agost. Unos años después, en 1981 fue cuando creó el museo de Alfarería en lo que era la antigua fábrica de Severino Torregrosa. El edificio se ha rehabilitado en 2007 y en 2014, abriendo de nuevo en 2016.


Así pues y para que nos hagamos todos una idea, el museo en sí no nació para albergar restos de cerámicas del pasado remoto o prehistórico que se hubieran encontrado en la zona, lo cual sería más propio de un museo arqueológico, sino más bien recoger y exponer estos ejemplos de lo que fue y es la actividad artesana e industrial de la población en los últimos tiempos, no sólo de botijos de todo tipo, lo cual es la mayoría de las piezas del Museo, sino también otros objetos realizados en este material. Es interesante también comentar que algunos de estos diseños de botijos más conocidos y relevantes se pueden adquirir en la entrada del Museo.



El grupo, formado por cerca de 40 personas, se dividió en dos, para realizar por separado la visita, haciendo un grupo primero la visita al museo en sí, mientras el otro grupo hacía la actividad del taller de manipulación del barro y la actividad con torno, cambiando una vez hubiesen finalizado los dos grupos.


Sin duda, la actividad en su conjunto resultó muy satisfactoria y completa, conociendo no sólo la historia y cultura que atesora el museo, sino también en su función práctica de taller, en el que todos disfrutamos dando rienda suelta a nuestra imaginación para realizar los objetos que cada cual quería hacer, dentro de las posibilidades prácticas que permite el barro.

Agradecer al personal del Museo el buen trato y la amabilidad que mostraron en todo momento con nosotros durante la visita.

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